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Llegué a Kueski hace un par de semanas. Después de leer, ver y escuchar todo sobre la startup y un proceso de selección que duró meses, parecía casi surreal que por fin pudiera cruzar las puertas de cristal como un Kueskid y no sólo como un candidato.
No voy a mentir, fue un momento de orgullo. Como candidato, a veces escuchas frases como “sólo los mejores están aquí” pero en esta ocasión me la creí. ¿Sabes cómo un momento se queda guardado en tu memoria por un olor, un sabor o sentimiento? Así fue. El olor a limpiador y aromatizante de ambiente ligeramente frutal iban a acompañarme en esta nueva etapa.
Así que entré, le sonreí a todas las personas que se cruzaban conmigo mientras me preguntaba si ya sabían quién era (después descubrí que sí sabían). Yoli me recibió con la amabilidad que todos aquí conocemos, y conocí un par de personas más que, como yo, ese día comenzaba su camino en Kueski.
Nunca me habían ofrecido jugo de naranja en mi primer día de trabajo, pero aquí sí. Liz me pasó un vaso recién exprimido y justo después del primer trago encontré mi nuevo lugar, decorado con globos, letreros de bienvenida, una playera y mi macetita Kueski. Claro, yo no esperaba semejante detalle y saludé efusivamente a mi equipo. Había platicado con ellos brevemente durante las entrevistas, pero creo que sus descripciones del equipo y del ambiente de trabajo quedaron muy cortas.
Las primeras horas, días y sesiones después de esta bienvenida fueron extenuantes y gratificantes, como ejercitarte después de mucho tiempo de no hacerlo y tus músculos terminan con un leve temblor porque sabes que hiciste las cosas bien.
Cuando el líder de mi equipo me dijo que trabajar en una startup por un año era similar a trabajar 4 años en cualquier otro lugar, sólo sonreí nerviosamente. Con el tiempo todo comenzó a tomar forma. Trabajar en fintech no era nada parecido a lo que estaba acostumbrado. Me formé en publicidad y creatividad, nunca había aprendido a enfocar mi tiempo y esfuerzo tan productivamente como aquí. Puede sonar cliché, pero aquí no es trabajar más, es trabajar mejor y es algo que se aprende por necesidad, si no simplemente la cantidad de cosas por hacer acabará por comerte.
Trabajar aquí te obliga a estar a la altura de las necesidades. Llevo unas semanas, pero sólo he conocido a personas amables con un genuino interés en su trabajo, lejos de “lo que hay que hacer para comer”. Comprobé que la buena actitud es contagiosa.
Como una persona que todavía sigue ajustándose al estilo de vida de Kueski, aún me falta entender completamente cómo las personas están tan animadas todo el tiempo. Claro, las prestaciones y comodidades contribuyen, aunque pensaba que debía haber algo más; quizás es hora de admitir que no hay fórmula secreta.
Quizás sólo tenemos que admitir que un buen ambiente de trabajo se arma con las personas correctas, en condiciones de trabajo increíbles y con un sentido de propósito.He aprendido que para tener lo mejor, debes estar dispuesto a dar lo mejor de tí y que eso lleva a mucho más que satisfacción laboral, te lleva a sentirte parte de algo más grande que sólo números y estadísticas.
Llegué a Kueski hace un par de semanas. Después de leer, ver y escuchar todo sobre la startup y un proceso de selección que duró meses, parecía casi surreal que por fin pudiera cruzar las puertas de cristal como un Kueskid y no sólo como un candidato.
No voy a mentir, fue un momento de orgullo. Como candidato, a veces escuchas frases como “sólo los mejores están aquí” pero en esta ocasión me la creí. ¿Sabes cómo un momento se queda guardado en tu memoria por un olor, un sabor o sentimiento? Así fue. El olor a limpiador y aromatizante de ambiente ligeramente frutal iban a acompañarme en esta nueva etapa.
Así que entré, le sonreí a todas las personas que se cruzaban conmigo mientras me preguntaba si ya sabían quién era (después descubrí que sí sabían). Yoli me recibió con la amabilidad que todos aquí conocemos, y conocí un par de personas más que, como yo, ese día comenzaba su camino en Kueski.
Nunca me habían ofrecido jugo de naranja en mi primer día de trabajo, pero aquí sí. Liz me pasó un vaso recién exprimido y justo después del primer trago encontré mi nuevo lugar, decorado con globos, letreros de bienvenida, una playera y mi macetita Kueski. Claro, yo no esperaba semejante detalle y saludé efusivamente a mi equipo. Había platicado con ellos brevemente durante las entrevistas, pero creo que sus descripciones del equipo y del ambiente de trabajo quedaron muy cortas.
Las primeras horas, días y sesiones después de esta bienvenida fueron extenuantes y gratificantes, como ejercitarte después de mucho tiempo de no hacerlo y tus músculos terminan con un leve temblor porque sabes que hiciste las cosas bien.
Cuando el líder de mi equipo me dijo que trabajar en una startup por un año era similar a trabajar 4 años en cualquier otro lugar, sólo sonreí nerviosamente. Con el tiempo todo comenzó a tomar forma. Trabajar en fintech no era nada parecido a lo que estaba acostumbrado. Me formé en publicidad y creatividad, nunca había aprendido a enfocar mi tiempo y esfuerzo tan productivamente como aquí. Puede sonar cliché, pero aquí no es trabajar más, es trabajar mejor y es algo que se aprende por necesidad, si no simplemente la cantidad de cosas por hacer acabará por comerte.
Trabajar aquí te obliga a estar a la altura de las necesidades. Llevo unas semanas, pero sólo he conocido a personas amables con un genuino interés en su trabajo, lejos de “lo que hay que hacer para comer”. Comprobé que la buena actitud es contagiosa.
Como una persona que todavía sigue ajustándose al estilo de vida de Kueski, aún me falta entender completamente cómo las personas están tan animadas todo el tiempo. Claro, las prestaciones y comodidades contribuyen, aunque pensaba que debía haber algo más; quizás es hora de admitir que no hay fórmula secreta.
Quizás sólo tenemos que admitir que un buen ambiente de trabajo se arma con las personas correctas, en condiciones de trabajo increíbles y con un sentido de propósito.He aprendido que para tener lo mejor, debes estar dispuesto a dar lo mejor de tí y que eso lleva a mucho más que satisfacción laboral, te lleva a sentirte parte de algo más grande que sólo números y estadísticas.
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