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En México son consideradas empresas socialmente responsables aquellas que cumplen con una serie de criterios que abarcan, de forma general, la rentabilidad y sustentabilidad económica, social y ambiental, este movimiento ha sido muy adoptado por las compañías durante los últimos años, considero que Kueski, la empresa en donde trabajo es socialmente responsable y justo en estos días me puse a pensar como las cosas han ido cambiando con el tiempo, seguramente tu también conoces una historia similar a la mía.
Aún recuerdo las manos ásperas de mi abuelita, aquellas que tras años de dedicarse a la costura y el tejido, ofreció como ofrenda de amor a sus hijos, al quedar viuda, ofrenda tan grande que alcanzó para varias generaciones más. Su amor trascendió, en su noble actividad. Transformar hebras de hilo en innumerables figuras, no sólo es un arte, es magia. La combinación de amor, pasión y las ganas de salir adelante, son los artilugios que llenan el alma, y que al inicio, solo con una idea, transmutar la materia, es algo que solo hasta ahora, la alquimia ha podido lograr, pero yo le sigo llamando amor.
Tejer es como orar, es un momento de sintonía entre tu alma y el cosmos, cada hebra comunica, transfiere y crea; a través del tejido puedes remendar corazones rotos, dar consuelo, otorgar esperanza, evocar el pasado y entrelazar el futuro ¿No lo crees?, seguro es porque no has tejido una “chambrita” para la llegada de un bebé, o quizá, nunca has buscado consuelo bajo esa cobija ancestral que tu abuelita hizo para ti o que es la conserva de alguno de los anteriores integrantes de la familia.
Como mi abuelita, existen miles de familias que las circunstancias no les han favorecido, donde las alternativas existentes significan el despojo de lo más valioso que tienen, el tiempo, tiempo para dedicar y confeccionar el futuro de sus hijos, los nuevos ciudadanos y que encuentran sustento en actividades alternativas, actividades que permiten llevar el pan a la mesa y educar en casa con amor.
En la actualidad, las empresas emergentes han cambiado considerablemente las ideologías del pasado. Anteriormente las empresas obedecían a principios de empoderamiento económico, hoy en día la sociedad demanda otro tipo de valores, a través de la generación de alternativas a sectores desprotegidos, olvidados y ampliando la gama de oportunidades con nuevos esquemas de trabajo.
Implementar estos esquemas ya no son sinónimo de innovación, sino de compromiso social.
El reto para aquellas compañías que aún abrazan los sistemas arcaicos es desplegar un sistema que refuerce la equidad, flexibilidad, motivación, compromisos públicos-ambientales y especialmente, ofrecer espacios que fomenten el desarrollo integral de los colaboradores para así tener relaciones sanas y duraderas.
En México son consideradas empresas socialmente responsables aquellas que cumplen con una serie de criterios que abarcan, de forma general, la rentabilidad y sustentabilidad económica, social y ambiental, este movimiento ha sido muy adoptado por las compañías durante los últimos años, considero que Kueski, la empresa en donde trabajo es socialmente responsable y justo en estos días me puse a pensar como las cosas han ido cambiando con el tiempo, seguramente tu también conoces una historia similar a la mía.
Aún recuerdo las manos ásperas de mi abuelita, aquellas que tras años de dedicarse a la costura y el tejido, ofreció como ofrenda de amor a sus hijos, al quedar viuda, ofrenda tan grande que alcanzó para varias generaciones más. Su amor trascendió, en su noble actividad. Transformar hebras de hilo en innumerables figuras, no sólo es un arte, es magia. La combinación de amor, pasión y las ganas de salir adelante, son los artilugios que llenan el alma, y que al inicio, solo con una idea, transmutar la materia, es algo que solo hasta ahora, la alquimia ha podido lograr, pero yo le sigo llamando amor.
Tejer es como orar, es un momento de sintonía entre tu alma y el cosmos, cada hebra comunica, transfiere y crea; a través del tejido puedes remendar corazones rotos, dar consuelo, otorgar esperanza, evocar el pasado y entrelazar el futuro ¿No lo crees?, seguro es porque no has tejido una “chambrita” para la llegada de un bebé, o quizá, nunca has buscado consuelo bajo esa cobija ancestral que tu abuelita hizo para ti o que es la conserva de alguno de los anteriores integrantes de la familia.
Como mi abuelita, existen miles de familias que las circunstancias no les han favorecido, donde las alternativas existentes significan el despojo de lo más valioso que tienen, el tiempo, tiempo para dedicar y confeccionar el futuro de sus hijos, los nuevos ciudadanos y que encuentran sustento en actividades alternativas, actividades que permiten llevar el pan a la mesa y educar en casa con amor.
En la actualidad, las empresas emergentes han cambiado considerablemente las ideologías del pasado. Anteriormente las empresas obedecían a principios de empoderamiento económico, hoy en día la sociedad demanda otro tipo de valores, a través de la generación de alternativas a sectores desprotegidos, olvidados y ampliando la gama de oportunidades con nuevos esquemas de trabajo.
Implementar estos esquemas ya no son sinónimo de innovación, sino de compromiso social.
El reto para aquellas compañías que aún abrazan los sistemas arcaicos es desplegar un sistema que refuerce la equidad, flexibilidad, motivación, compromisos públicos-ambientales y especialmente, ofrecer espacios que fomenten el desarrollo integral de los colaboradores para así tener relaciones sanas y duraderas.
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